Esta plaza, ubicada al final del paseo de la Catedral, es el corazón de la ciudad en términos de espacio público y significado histórico. Su construcción marcó un hito importante en el urbanismo local, adaptándose a los ideales renacentistas y convirtiéndose en el epicentro del poder político. Originariamente erigida a finales del siglo XVI y principios del XVII, la plaza exhibía un diseño rectangular generoso, con galerías que exhibían arcos escarzanos sostenidos por columnas de fuste liso y capiteles jónicos. Hoy en día, solo ocho de esos arcos originales se conservan, todos ellos soportando la estructura de la Oficina de Turismo. Además, es posible observar algunos arcos adornados con escudos en piedra, destacando el águila bicéfala y la corona imperial distintivos de Carlos V. Esta plaza, más que un simple espacio público, es un testigo tangible de la evolución arquitectónica y política de la ciudad a lo largo de los siglos.

• Facilidades para turismo accesible (personas con algún tipo de discapacidad)